lunes, 24 de diciembre de 2012

Relato: NO ME OLVIDES


Ángel sabía que aquel jueves sería uno de los días más importantes de su vida, llevaba meses de hecho pensando en lo que estaba a punto de suceder. Para Jessica también iba a ser un día que recordaría siempre, pero ella aún  no podía siquiera sospecharlo.
El centro comercial estaba repleto. Era la tercera vez en su carrera que la artista visitaba Nueva York y no era muy habitual que prodigase su tiempo en firmar autógrafos. Pero aquella tarde así era. La productora le obligaba a permanecer dos horas y media sentada tras una mesa donde, uno a uno, iban desfilando sus seguidores. Jessica apenas les miraba. Como un autómata, preguntaba sus nombres para estamparlos junto a su firma en la portada de los discos que ellos mismos traían. Aunque sabían que tenía fama de seca y distante, muchos de sus seguidores no pudieron evitar sentirse decepcionados al conocerla.
Jessica no paraba de resoplar continuamente y echar miradas furtivas a su manager. El tema central de su disco se escuchaba en todo el mundo, las ventas superaban cualquier previsión, pero aún así la productora había considerado necesario realizar aquel acto.
Solo quedaban diez personas delante de él en la fila. Ángel se había vestido su camisa de rayas y se había impregnado medio cuerpo con su perfume favorito, el de Jessica, no el suyo, lo había leído en una revista. Se le había ido un poco la mano y el olor que desprendía era bastante desagradable. No paraba de remeterse la camisa por dentro una y otra vez, y su mirada viajaba en todas direcciones sin poder mantenerse quieta ni un segundo. Sus pies no paraban de moverse. Contaba las personas que faltaban para que llegase su turno desde el momento en que llegó a la fila hacía ya varias horas. Al principio eran ciento cincuenta y tres, ahora ya solo quedaban nueve.
Los ojos de Jessica no se movían demasiado. Casi no levantaba la mirada, tan solo cogía el disco y preguntaba el nombre con un deje de cansancio en la voz que no se preocupaba en disimular. El desfile se antojaba interminable, niños, parejas, padres de familia, quinceañeras. Gente de todo tipo se agolpaba por conseguir un autógrafo de la gran diva. Ella, mientras tanto, no paraba de mirar la hora continuamente. 
Una mujer bajó de la tarima con su disco firmado mientras él la seguía con la mirada. Solo cinco. Que poco quedaba ya. Agarraba con una mano un ramo de rosas negras, las preferidas de la cantante. El agarrotamiento de los dedos había echado a perder el esmero con el que el florista lo había organizado. No paraba de mover a tirones la otra mano. Como si de un ritual se tratara, se atusaba el pelo, se recolocaba la camisa y la guardaba en uno de los bolsillos del pantalón, para pocos minutos después volver a repetir la secuencia.
El sudor empapaba su cuerpo. Hacía mucho calor allí dentro. Daba igual. Estaba allí. Era ella. Jessica. No podía creerlo. Después de tanto tiempo, al fin la tenía al alcance de la mano. Dios, era tan guapa. Llevaba siglos escuchándola, casi desde que tenía uso de razón. Los mismos siglos que llevaba deseando fervientemente un encuentro con ella. Pero vivían en extremos opuestos del planeta y ella nunca se había dignado a contestar los e-mails. Ángel se volvió a colocar la camisa y metió de nuevo la mano en el bolsillo. Al tocar el metal de la pistola, sintió un escalofrío.
Jessica levantó la vista despacio hacia el final de la fila. Un suspiro de fastidio se escapó de sus labios y el manager le reprendió con la mirada. Ella le miró, dibujó una sonrisa artificial y continuó firmando. No lo sabía, claro, pero el acto acabaría mucho más rápido de lo que suponía. Solo quedaban tres personas en realidad.
Ángel se revolvía inquieto. El calor comenzaba a ser insoportable. El baile nervioso de sus pies se iba incrementando según se acercaba hasta la tarima. Solo había dos personas ya delante. Un señor cuarentón que parecía avergonzarse de estar allí y una quinceañera que no podía disimular la sonrisa. Él no sonreía, estaba demasiado tenso. ¿Qué le iba a decir?, ¿debía explicarle por qué?, ¿o quizá fuese mejor hacerlo en silencio?
El señor cuarentón se despachó rápido y llegó el turno de la quinceañera justo delante de él. Se le cayó el ramo de las manos. Se agachó a recogerlo y reunió las flores a trompicones. Las sostuvo a duras penas con su mano derecha, mientras metía de nuevo la otra mano en el bolsillo. La sacó para atusarse el pelo y volvió a meterla. Tenía la necesidad de comprobar continuamente que la pistola seguía allí.
La quinceañera se estaba enrollando algo más de lo habitual. Desde su posición, Ángel no podía escuchar que le decía pero sí podía ver la cara de Jessica mientras la escuchaba. La miro pensativo y esbozó una ligera sonrisa.
Por fin la quinceañera bajó correteando feliz. Su turno. Ángel se secó el sudor de la cara, respiró hondo y subió a la tarima.
Dejó caer el ramo de rosas negras sobre la mesa. Jessica las observó durante unos segundos y luego le miró indiferente. Ángel no traía discos que firmar. No dijo nada. Sacó la mano que aún guardaba escondida en el bolsillo y le apuntó directamente a la cara. Ella le miró desencajada. Y así permanecieron, mirándose en silencio, durante unos segundos. Él no disparó. No me olvides por favor, fue lo único que dijo segundos antes de que los guardaespaldas le redujeran.

jueves, 20 de diciembre de 2012

Café literario de Covibar


Mañana en el café literario de Covibar a las 21 horas se rifará entre todos los presentes una cesta gastronómico-literaria, que incluye un lote con diez libros donados por algunos de los escritores de Rivas.

El café literario de Covibar es un encuentro literario que se realiza todos los últimos viernes de mes. En casa ocasión, el encuentro gira en torno a un tema específico. Mañana girará en torno al mito del fin del mundo.
¿Os animáis?

Viernes 21 Diciembre. 21.00 horas
Centro Social Covibar.
Avenida del deporte S/N. Rivas Vaciamadrid (Madrid).

martes, 18 de diciembre de 2012

lunes, 17 de diciembre de 2012

Reto para el 2013 desde El mundo de Dsdmona: Leer libros de relatos

Desde el blog literario El mundo de Dsdmona nos plantean un reto para el 2013: leer libros de relatos. En mi caso, últimamente, los relatos cortos son casi lo único que leo y escribo así que aceptaré encantado este reto. Ella nos desafía a que durante el próximo año leamos, al menos, tres libros de relatos. Si os animáis a apuntaros, acercaros por su blog:


Estos son los que yo he elegido:
1. - Ahora tan lejos, de Javier Sagarna.
2. - Pecados sin cuento, de Richard Ford
3. - Alguna antología de Cortazar

Otra buena opción para este reto puede ser Kichay... jeje, ¿qué os voy a decir yo? 



domingo, 9 de diciembre de 2012

Vídeo presentación de Kichay



Poco más de 2 minutos con la opinión de los participantes en la presentación de Kichay el 1 de diciembre de 2012.

sábado, 8 de diciembre de 2012

Algunas librerías donde podéis encontrar kichay

Os dejo varios enlaces a librerías donde podéis conseguir Kichay sin salir de casa. Podéis comprarlo online y que os lo envíen por correo:

Casa del libro

Amazon

Babel libros

Librería Tintas

Todos tus libros

Librería Victor Jara

Librerías Picasso

Librería Pastor


Si alguno estáis interesado y no vivís en España, en la esta librería os lo mandan a casi cualquier lugar del mundo:

Consorcio editorial


En Rivas, podéis encontrarlo en las siguientes librerías:



+ Q´Letras



lunes, 3 de diciembre de 2012

Presentación de Kichay

Aquí os dejo algunas imágenes de la presentación de Kichay en Rivas. Muchas gracias a todos los que me acompañasteis en una tarde tan especial.








Ya os podéis hacer con un ejemplar en cualquier librería de España. Si no lo tienen físicamente, podéis encargarlo aportando los siguientes datos:
TITULO: KICHAY
AUTOR: ALEJANDRO ROMERA
EDITORIAL: CHIADO
Y si fuera necesario:
ISBN: 978-989-697-847-1


jueves, 29 de noviembre de 2012

Relato: RECUERDOS ANCLADOS


Hoy os quiero dejar un relato que he escrito este año que no forma parte de Kichay. 
Este relato fue galardonado con el tercer premio del Certamen "Carta a mi madre" de Covibar, 2012.
Para quien le interese, os dejo un enlace a los certamenes de Covibar:


RECUERDOS ANCLADOS

"Querida madre,
Hace tanto que no escucho su voz que no sé si tiene ya mucho sentido escribirle, pero necesitaba expresar lo que aún siento, no puede usted imaginarse cuanto la echo de menos. Me voy haciendo mayor, poco a poco, casi sin darme cuenta, y me duele que no estemos juntas, construyendo recuerdos de la mano, como siempre debió ser.
Anoche paseaba por el pueblo y un olor llamó mi atención. No sabría decir con exactitud de qué se trataba, una mezcla de orégano y laurel creo. Me hizo recordar aquellos guisos que nos preparaba usted. A mí me encantaba observarla en silencio todas las tardes, a la vuelta de la escuela, desde una esquina de la cocina. Me reconfortaba verla moverse, madre, con sus manos curtidas, cocinando para nosotras. El tiempo nos lo robó todo después.
Siempre fui muy cabezona, bien lo sabe usted, y aunque tal vez debiera haberme dado ya por vencida, no pienso hacerlo. El dolor se torna más intenso así, quizá debiera olvidarlo todo y respirar tranquila, pero no puedo, madre, no puedo.
Una hija y su madre no deberían pasar tanto tiempo sin verse, no está bien.
En el altar, el día de mi boda, sentí sus brazos rodeándome, la calidez de su cuerpo junto al mío, como cuando era una niña. Sus manos acariciaron mis mejillas secando la humedad y no pude explicarme por qué no estaba usted allí. Me pregunté, madre, por qué no estaba, qué era aquello más importante que acompañar a su hija el día de su boda, ¿tan valiosos eran los ideales?
La culpabilicé muchos años por todo lo sucedido. Sé que es injusto, madre, pero fue así. Necesité mucho tiempo para empezar a comprender que usted no pudo hacer nada por evitarlo, yo era una niña y demandaba una madre junto a mí, y la odié por no darme lo que las otras tenían.
Hoy me avergüenzo de haber pensado todo aquello. Ahora todo se ve más claro, los años han ido poniendo todo en orden y la serenidad de que usted no tuvo ninguna culpa hace tiempo que me acompaña.
Fue el horror el culpable de todo, madre, ni siquiera ellos. No podría condenarles, no les guardo rencor. Fue el horror, no se puede culpar a ningún otro.
Es la única palabra que acude a mi mente al recordar el día que se la llevaron. Cuando vi a padre llorando, supe que algo grave había pasado, él no lloraba por cualquier cosa. Me mostró la vida sus garras por primera vez y yo, inocente, no pude sospechar que jamás volvería a verla. Padre intentaba consolarnos pero sus ojos no fueron capaces de mentirnos. Jamás podré olvidar su mirada, aquel día nos hicimos mayores de golpe.
Madre, sabe dios que he hecho todo lo posible por encontrarla, incluso a punto he estado de lanzarme al monte con una pala yo misma.
El horror, madre, él nos separó, las guerras entre hermanos.
Media vida refugié mi pena en el odio, y ahora me toca vivir con mi propia vergüenza. ¿Cómo pude culparla, madre?, ¿con qué derecho? No sé cómo pude vivir con tales sentimientos. Ahora intento limpiarme, limpiar su nombre, compensarla por tantos años en el olvido. La encontraré, madre, necesito encontrarla.
No me daré por vencida, aunque ya nadie crea en nosotras, aunque nos nieguen la verdad, aunque mis nietos piensen que estoy loca, no dejaré de buscarla. Sabe que he hecho lo imposible por encontrarla, no soporto la idea de saberla perdida, dios sabe dónde. Aún mantengo la esperanza, a pesar de todo.
Hoy necesitaba escribirle, madre, decirle que no me he olvidado de usted, que seguiré buscándola mientras las fuerzas me dejen. Su ausencia ha marcado cada uno de mis días. El  tiempo no siempre cura las heridas.
Seguramente sea poco ya lo que me queda por aquí, pero antes de irme, espero algún día poder ver su cuerpo reposando junto a padre, descansando por fin tras tantos años. Mientras tanto, solo puedo cerrar los ojos y soñar,  dejarme llevar por ese aroma mezcla de orégano y laurel que pretende, traicionero, hacerme creer que el horror jamás vino a visitarnos."


domingo, 25 de noviembre de 2012

Presentación del libro este sábado en Rivas

Como ya comenté, este sábado 1 de diciembre a las 19.15h presento mi libro Kichay.


En el acto, intervendrán:
  1. Jose Luis Abarca, miembro de la directiva de la asociación cultural Los Caprichos.
  2. Jose Guadalajara, escritor e historiador. Fundador de la asociación "Escritores de Rivas".
  3. Jaime Benito, profesor de primaria, ayudante en la corrección de los relatos.
  4. Esperanza Fabregat, filóloga y escritora. Profesora de Escuela de Escritores.
  5. Alejandro Romera, autor.
También contaremos con la presencia de Jorge Romera y alguna que otra sorpresita...
El lugar de la presentación será el salón de actos de la casa de las asociaciones de Rivas Urbanizaciones. Avenida del deporte s/n, a 3 minutos del metro Rivas Urbanizaciones.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Sigue las últimas noticias en Facebook

Si quieres formar parte del grupo de Facebook de Kichay, pincha en el siguiente enlace para acceder:

http://www.facebook.com/groups/553613381322390/

En él, iremos colgando todas las novedades y cualquier noticia relativa al libro.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Relato: UNA VUELTA AL MUNDO

Hoy quiero compartir uno de los quince relatos que componen Kichay. Es uno de mis preferidos, espero que os guste:

Una vuelta al mundo.

Aquella mañana, el pequeño Nelson se levantó con la sensación de que iba a hacer algo grande. Se calzó sus sandalias y caminó, como cada día, los cinco kilómetros que separaban su poblado de la escuela.
¿Y qué ocurre si le damos la vuelta?
El profesor les intentaba explicar algo de geografía  y había traído un póster con un mapa del mundo.
¿Cómo? preguntó intrigado el maestro.
¿Por qué no lo ponemos al revés? insistió el pequeño.
Porque su orientación es esta, Nelson, siempre ha sido así. Mira, nosotros estamos aquí abajito.
¡Pues yo quiero estar arriba! refunfuñó.
El profesor calló durante unos segundos y pensó que quizá no era tan mala idea.
Está bien, lo pondremos al revés les dijo, pero mañana lo volvemos a colocar en su posición correcta.
Los niños comenzaron a reír y entre todos sujetaron el póster boca abajo mientras Nelson lo apuntalaba con unas viejas chinchetas.
Los primeros en notar la sacudida fueron, como es lógico, los esquimales del polo norte. Los iglús se tambalearon y los objetos comenzaron a volar en todas direcciones mientras sus cuerpos eran violentamente zarandeados.
¡Terremoto! gritaron algunos. Pero era mucho más que eso.
Poco a poco, la sacudida fue sintiéndose en cada centímetro del planeta.
Los grandes rascacielos fueron los que más sufrieron. Estaban construidos a prueba de terremotos pero no estaban preparados para un giro de tal violencia. Muchos de ellos se partieron por la mitad incapaces de soportar la fuerza de la inercia.
En las grandes ciudades fue donde el caos se hizo más evidente. En las bibliotecas los libros volaban por los aires. En las fruterías, las naranjas y manzanas chocaban unas con otras, lejos de la seguridad de sus cestos. Las personas parecían acróbatas saltando de un lado para otro.
Los techos se hicieron suelos y todo se volvió del revés. La sacudida apenas duró unos segundos pero fue suficiente para cambiar todo de sitio y alterar el orden establecido hasta entonces.
Esto es el fin, se apresuraron a afirmar algunos importantes dirigentes de lo que hasta aquel momento había sido el hemisferio norte. Nadie se acostumbraría a caminar entre lámparas y los retretes habían quedado pegados al techo. Nada quedó igual. Lo que antes estaba abajo ahora estaba arriba y viceversa.
Los Estados Unidos quedaron tendidos mientras sus vecinos latinoamericanos les miraban desde arriba. La Patagonia y Alaska, condenadas siempre al frío, intercambiaron sus posiciones. Los ingleses miraban a Europa desde abajo y, más que observar con orgullo como antaño, ahora pareciera que suplicasen. Sudáfrica mientras tanto se coronaba en lo más alto, como si de puntillas se elevase por encima de todos los demás. El mundo al revés, nunca mejor dicho.
Cuando las sacudidas por fin terminaron y, aunque invertido, el planeta volvió a la calma, Nelson, ligeramente despeinado, observó el póster con un gesto triunfal en su rostro.
Profesor añadió, ¿y si lo dejamos así para siempre?








martes, 11 de septiembre de 2012

Sinopsis de Kichay


¿Es posible enamorarse de unos pies?, ¿puede un pequeño niño transformar el mundo?, ¿podría ser capaz un león de abrir cerraduras?, ¿qué harías si en tu manos cayese un libro infinito?
Las cosas no siempre son lo que parecen. El mundo está lleno de sucesos sin sentido y nos aferramos a la lógica con frecuencia para intentar comprenderlos, pero ¿dónde está la frontera entre lógico e ilógico, entre fantasía y realidad?
El conformismo, la obsesión, la rebeldía o el arrepentimiento son algunos de los temas que encontraremos en estas páginas. Quince textos para bucear en lo más hondo de nosotros mismos y reflexionar sobre nuestra esencia y nuestros actos.