lunes, 30 de septiembre de 2013

Elaboración de la portada de Kichay

Ya conocéis la portada de Kichay. Pero antes de esa hubo varias propuestas que fueron rediseñándose hasta llegar a la versión definitiva. Os dejo con los primeros bocetos para que podáis valorar el trabajo realizado. ¿Qué tal? ¿Os gusta más algunas de las portadas que se quedaron en el camino?

Estas fueron algunas de las imágenes que sirvieron de base para las ideas iniciales:



Estas son las tres primeras portadas que realizaron los diseñadores de Chiado:




La siguiente portada ya fue casi la definitiva:


Y tras unos pequeños retoques, ¡por fin la portada de Kichay ya estaba lista!


¿Qué versión os gusta más?

lunes, 23 de septiembre de 2013

Chiado Editorial

Como muchos ya sabéis, llevo algunos meses colaborando con Chiado, una editorial que cada día está creciendo más en nuestro país.
Chiado se caracteriza, sobre todo, por su profesionalidad y su trato familiar y cercano. Un proyecto que cree en los autores noveles y apuesta por ellos.
Si alguno estáis interesados en que un consejo editorial lea y evalúe vuestros textos para una posible publicación, podéis mandarlos a: com.chiadoeditorial@gmail.com




Más información en: 


http://alejandroromera.com/editorial/

http://www.chiadoeditorial.es/

martes, 10 de septiembre de 2013

Reto Indie de la revista literaria "Hojas de Alisio"




La interesante revista literaria Hojas de Alisio nos propone un reto para los próximos meses: leer un libro de algunos de los autores que nos irá presentando en diferentes posts. 
Yo he tenido el gran honor de ser el primero de esos autores:

http://www.hojasdealisio.com/2013/09/reto-indie-post-01-alejandro-romera.html


Un abrazo y muchas gracias a Hojas de Alisio por pensar en mí. 



Os dejo el enlace donde se explica como participar en este reto:



Os animo a conocer y participar en esta revista literaria online que contiene artículos muy interesantes.

martes, 3 de septiembre de 2013

I FERIA DEL LIBRO DE RIVAS Y CUENTACUENTOS


Este sábado 7 se celebra la primera edición de la feria del libro de Rivas Vaciamadrid, en la que estaré presente por partida doble: con una actuación de cuentacuentos a las 18:00, y firmando ejemplares de Kichay durante toda la tarde.

El programa completo es el siguiente:

17.30 Recital poético Caradeluna, Pilar Escamilla y Pablo Blaya

18.00 Cuentacuentos, Alejandro Romera

18.30 Monólogo, Jesús Gimeno de Literactúa

20.30 Clase magistral en la calle, Juan Carlos MonederoAdemás, y dentro del Festival de Cultura en la Calle, a las 19.30 tendremos títeres y a las 22.00 Teatro de calle.

¡No os lo perdáis!

domingo, 1 de septiembre de 2013

"Mis películas de terror"

Desde hace algunas semanas, estoy colaborando con la interesante página "Mis películas de terror" que, como el propio nombre indica, nos trae todo sobre el cine de terror: críticas, información sobre estrenos, festivales, trailers, etc.
También es el blog oficial vinculado al festival "MadTerrorFest".



Hasta el momento, he escrito tres artículos:

  • Reseña sobre el libro de relatos de terror "Aquelarre":

http://mispeliculasdeterror.com/portada/libroaquelarre-antologia-cuento-terror-espanol-actual

  • Reseña sobre la película "Expediente Warren":

http://mispeliculasdeterror.com/critica/expediente-warren-the-conjuring

  • Reseña sobre la película "Emergo":

http://mispeliculasdeterror.com/critica/critica-de-emergo-apartmento-143


Si os gusta pasar miedo, os apasiona la sangre, los espíritus, vampiros, zombies o cualquier otro tipo de criatura aterradora, esta es vuestra página. Bienvenido al mundo del terror:

http://mispeliculasdeterror.com/

jueves, 8 de agosto de 2013

La temporada

Se pellizca las mejillas frente al espejo. Espera unos segundos. Como ve que no surge el efecto esperado, lo hace ahora con más fuerza. Sonríe al ver el tono violeta que están empezando a mostrar. Cierra el puño y se golpea fuertemente la cara. Aúlla de dolor. Pero continúa haciéndolo. Una y otra vez. Con cuidado de no deformarse los ojos ni dañarse los dientes. Las huellas de sus golpes no tardan en aparecer en forma de moratones. Cubren casi toda su cara. Continúa con los brazos. Entre pellizcos y golpes contra los muebles, terminan por presentar un aspecto muy parecido al de su rostro. No hace falta más. El resto del cuerpo irá tapado por la ropa. Se viste y se mira en el espejo por última vez. Sonríe.
Pero en el ascensor se cruza con la vecina del tercero. Ella sí que tiene un color de piel envidiable. Es perfecto. Por mucho que se golpee, jamás conseguirá el suyo.
Sale a la calle con una sensación rara. Le duele todo el cuerpo. Pero eso es lo de menos. Solo espera que la temporada próxima no se lleven los tonos violáceos. 

miércoles, 24 de julio de 2013

Esperanza

Ha ocurrido siempre. Esto que me pasa debe ser de nacimiento, no sé. Aunque, claro, no se manifestó hasta que ya estaba bien mayorcito, con diecinueve exactamente.
No me andaré con rodeos. Asesino a toda mujer con la que me acuesto.
No es algo de lo que me sienta orgulloso, por supuesto. Más bien lo contrario, me avergüenzo profundamente. Es una tortura para mí, un suplicio, una maldición qué sé yo.
Cada vez que ocurre pienso que va a ser la última, deseo con todas mis fuerzas que no vuelva a pasar. Pero la escena siempre acaba igual. Casi como un calco. Son muchas las mujeres con las que comparto sábanas. Y en todos y cada uno de los casos, mis manos terminan rodeando su cuello, apretando con saña hasta la asfixia tras habernos fundido en el orgasmo.
Después de cada asesinato, me siento una mierda. Un capullo. Eso es lo que soy. Me aterroriza acostarme con una mujer. Pero no puedo evitarlo. Qué hijo de puta. Una y otra vez.
 Algunas son simples ligues de una noches, otras son mujeres a las que he amado durante semanas, tal vez meses. ¿Saben lo duro que es verlas agonizar entre mis manos? Me engaño a mí mismo. Pienso que esta vez no va a ser así, que la maldición ha terminado. Pero todo se repite. Es tan débil el equilibrio.
Llevo casi un año saliendo con Sara. Nos conocimos en una charla en la universidad. Dios, es tan guapa. Creo que la quiero. Estoy enamorado. Ella prefiere ir despacio, y yo siempre he respetado sus deseos. Nuestros encuentros hasta ahora se han limitado a besarnos y algún que otro magreo en el parque del Rondo. Pero este fin de semana sus padres están fuera y me ha invitado a dormir. Ella ya me ha insinuado que esta va a ser la noche. Y yo ardo en deseos de tenerla entre mis brazos.

Esta vez será distinto. 

martes, 14 de mayo de 2013

La mirada de Amanda


"Ya ve, padre, no le pido que disculpe lo que he hecho, solo le pido que al menos intente entenderlo. Madre no creo que pueda aunque en el fondo una parte de ella quizá llegue a estar orgullosa de mí. No lo sé en realidad, me duele la cabeza y no puedo pensar, desearía que todo esto hubiese terminado ya.
Amanda me contó todo, padre. Se lo explico ahora para que comprenda usted el porqué de mis actos ya que antes no tuve tiempo. Ya lo sabe usted, siempre he sido muy impulsivo, debí haberle explicado todo antes. Pero al menos lo hago ahora, mejor tarde que nunca, dicen.
Quizá tenga usted frío, padre, ¿quiere que le traiga una manta?
Quiero que sepa que usted siempre ha sido mi referencia. Miro hacia atrás y en todos los buenos momentos que observo en mi vida está usted presente, apoyando su mano sobre mi hombro. Recuerdo aquel día, siendo yo un adolescente, en que resbalé junto a la orilla y mi cuerpo cayó al Miño con violencia. Aunque ya sabía nadar, mis brazos no eran tan fuertes para resistir aquella corriente y usted no vaciló ni un segundo en lanzarse tras de mí y poner en juego su propia vida. Recuerdo su abrazo salvador cuando ya estaba convencido de que moriría ahogado en aquellas aguas.
Salimos del río y yo no paraba de darle besos, ¿recuerda? Amanda mientras nos observaba a lo lejos. Ella no sonreía y yo pensé que eran los celos. Hoy sé con certeza que no se trataba de eso. En realidad, nunca me planteé el porqué del carácter tan serio de mi hermana. Supongo que lo achaqué a algo innato, probablemente a los genes de la abuela.
No entiendo cómo no me di cuenta. Me siento tan estúpido, padre, no se lo imagina, estúpido y culpable.
¿Cómo pude no percibirlo? Fue demasiado tiempo. Ahora que ella misma me lo ha contado esta mañana, todo encaja a la perfección. Sus llantos en mitad de la noche, sus ojeras, los suaves ruidos de puertas que se abren y se cierran. Todas esas señales, que no fui capaz de interpretar, adquieren hoy todo su significado, como una revelación que jamás hubiese querido escuchar.
La mirada de Amanda fue siempre tan triste, ¿verdad, padre?
Es curioso que dos hermanos podamos ser tan diferentes, ¿usted y madre nunca lo han hablado? Yo siempre de broma, sin dar a nada la importancia que se merece, y ella tan seria, ajena a todo, solitaria. Y yo culpaba a los genes de la abuela, ¿no lo entiende? Nunca me senté a escucharla. Bueno, hoy sí, y quizá no debí haberlo hecho. Me contó todo y yo me quedé sin habla, ¿qué podía decirle? Me dijo que jamás se lo había contado a nadie, ni siquiera a madre, aunque imagino que ella notaría su ausencia en la cama por las noches, padre. ¿De verdad jamás intentó impedírselo? No está bien todo esto que ha estado usted haciendo.
No nos queda mucho tiempo, padre, por eso le cuento esto, para intentar que me comprenda. No quiero que me perdone, ya se lo he dicho, imagino que eso es imposible.
Shhh, calle un momento, ¿no lo oye? Creo que suena el ascensor allá fuera. Sí, parece que sube. Imagino que serán ellos. La vecina les habrá llamado al escuchar sus gritos.
Espero que cuando madre regrese, todo esté ya recogido. No me gustaría que nos viese así. Ya ve, padre, menuda la hemos liado entre los dos.
Escuche un momento. Sí, son pasos allá fuera, alguien se acerca. Dios, como odio el sonido de este timbre, nunca me gustó. No se lo dije por no ofenderle ya que sé que usted lo escogió con cariño, pero imagino que ahora todo eso da igual.
Están a punto de entrar. Supongo que, cuando no abramos, la policía terminará por forzar la puerta. Iré a buscar una manta para cubrirle antes de que entren, no quiero que le vean así.
Lo siento, padre, pero no podía hacer otra cosa.Cuando Amanda me contó su calvario, salí de su casa y vine directo hasta aquí. Fue hace menos de una hora, aunque parezca ya una eternidad. Me abrió usted la puerta y su habitual sonrisa de bienvenida me hizo estremecer. Usted no podía imaginarlo pero yo ya sabía que era la última.
¿De verdad no les oye? Estos últimos años se ha ido usted quedando sordo. Nos gritan que abramos o echaran la puerta abajo. Ya ve, padre, la que hemos liado. Madre se va a quedar de un plumazo sin hijo y sin marido, no se lo merece, uno entre rejas y otro bajo tierra.
Tengo que encontrar una manta antes de que entren, no soporto verle así, padre, humillado, bañado en su propia sangre.
Escuche, están forzando la puerta, nuestro tiempo se agota. Imagino que nos separarán para siempre. ¿Cómo pudo hacer usted todo eso? ¿Es que no era su hija acaso?
Lo hice por ella, aunque quizá esto le haga aún más daño, no sé cómo podrá sentirse Amanda después de todo.
¿Se acuerda usted del paseo que dimos la semana pasada por el parque de Rosalía? Fue la última vez que le vi hasta hoy. Recuerdo el abrazo con el que me despidió aquel día. Aún puedo notar sus brazos rodeándome, la calidez de su cuerpo junto al mío.
Aún puedo notar sus manos agarrando mis hombros, suplicando que parase, que no le clavase más veces este maldito cuchillo. Sé que he hecho lo que debía, pero me duele tanto.
Aquí tiene su manta, padre. Espero que comprenda que no tenía otra salida, y si algún día volvemos a cruzarnos, podamos abrazarnos como aquel día en el parque de Rosalía, y olvidemos el pasado, padre e hijo, como si nada de esto hubiese nunca ocurrido."

Este relato está incluido en mi libro Kichay. Si quieres leer el resto, puedes visitar mi página web donde encontrarás más información:

www.alejandroromera.com

martes, 5 de marzo de 2013

Entrevista en Castilla y Leon TV

Os dejo el enlace de la entrevista que me hicieron en Castilla y Leon TV en el marco de las Jornadas Literarias de Chiado en Salamanca (el 21 de febrero de 2013):


Ver entrevista



Si quereis algo más de información sobre estas jornadas podéis visitar los siguientes enlaces:

http://loslibrosdelabruja.blogspot.com.es/2013/03/cronica-de-la-jornada-literaria-de.html

http://salamancajornadasliterariasdechiado.wordpress.com/

jueves, 28 de febrero de 2013

III ENCUENTRO DE ESCRITORES DE RIVAS


Los próximos días 11,12, y 13 de marzo se va a celebrar en Rivas un evento cultural que ya comienza a convertirse en un clásico de la primavera ripense: el Encuentro de escritores de Rivas.
Durante tres tardes se sucederán ponencias, tertulias y lecturas. Un agradable espacio donde compartir y aprender en compañía de escritores y lectores.
Este año me han invitado a realizar una ponencia con el tema "Como inquietar con un relato". El día 12 a las 19.00 de la tarde. 
Si os animáis a venir, será un placer contar con vuestra presencia.

lunes, 28 de enero de 2013

lunes, 21 de enero de 2013

LO QUE HAN DICHO LOS LECTORES

Aquí os dejo las opiniones que me han hecho llegar algunos de los lectores de Kichay.
Muchas gracias a todos:

"Me ha encantado por su bella factura, su ingenio y su sorprendente mundo de asociaciones humanas y sociales"
(José)


"Mis más sinceras felicitaciones. Gracias a tu trabajo, gracias a la imaginación, gracias a tu visión de la realidad, gracias a la valentía. Lo recomendaré"
(Rocío)


"Destacaría con agrado que el escritor tiene la habilidad de enganchar y mantener la expectación del lector en todo momento, así como la facilidad de recrear las situaciones de forma que te sumerges de lleno en ellas. Quince pequeñas historias para saborear poco a poco, que invitan a la reflexión y despiertan sentimientos, un libro entrañable. Enhorabuena a Alejandro por este segundo libro. Esperando ya el siguiente".
(Oscar)

"En Miradas de ébano te atrapaba la historia. En este tu manera de escribir es aún mejor. ¡Enhorabuena!"
(Vanesa)

"Temas como la muerte, eje de muchos de los relatos, la fantasía, la resignación o la venganza, ocupan el núcleo central de la obra, entrelazados de una manera magistral que mantiene al lector enganchado de comienzo a fin"
(Carmelo)

"A veces los relatos son breves exposiciones, otras te impresionan por un giro inesperado, algunas te hacen sonreír pensando en una especia de justicia literaria, pero todos te deja poso de alguna forma. Creo que eso es lo mejor que le puede pasar a un relato. Que perdure por una u otra causa en tu memoria. Y varios de los relatos que conforman este pequeño libro lo consiguen."
(Algo más que libros)

"Ya terminé el libro y me gustó mucho. Es bastante original y entretenido. ¡Enhorabuena!!"
(Laure)

"Cada uno de los relatos esconde un sentimiento en estado puro, a veces agradable y otras un tanto incómodo, pero siempre con una historia contada de una manera sublime y con un toque de fantasía que resulta impresionante"
(Zeno, Lo que leo y punto)

"Creo que el autor demuestra tener una mente inquieta y con ganas de contar cosas. Lo hace de tal forma además, que expone un tema sin dejarse llevar por su propia opinión pero que a los lectores nos deja algo sobre lo que reflexionar".
(Patricia)

"Como todos los libros de relatos puedes empezar Kichay por donde quieras, pero ya no podrás parar. Todos los relatos tienen un final sorprendente, capaz de arrancarte una sonrisa, una reflexión o un pinchazo en el estómago"
(Bárbara)

"Es algo mucho más pulido, más literario y más profundo que Miradas de ébano. Que juego dan tus textos cortos, y las metáforas que planteas sobre la vida, la muerte y otros aspectos".
(Jaime)

sábado, 5 de enero de 2013

Relato: AMOR DE CUENTO



_ No sé qué hacer, tía, claro que me gusta pero es complicado, se van a reír todos de mí en el insti –. Bella se atusa el pelo con una mano y con la otra saca un cigarro del bolsillo. Está sentada en el respaldo de un banco. Corre un viento ligero que mueve las ramas de los robles. Vuelve a colocarse su larga melena -. Nunca me había fijado en él hasta el año pasado. Me ayudó mucho con las clases de mates, ya lo sabes, pero nunca pensé que pudiera enamorarme de él. Voy a verle muchos días, en secreto, claro. Me encanta escuchar sus historias, la calidez de su voz. Pero siempre le veo en su casa, nunca en la calle. El otro día me invitó al cine y le dije que no podía, aunque en el fondo me muero de ganas de salir con él. Lo que pasa es que me da miedo que alguien nos vea.
_No sé por qué tienes tanto miedo – Tetera ha estado escuchando a Bella en silencio todo el rato hasta que, al fin, se ha decidido a intervenir.
_¿Qué por qué tengo tanto miedo? – Bella se indigna ante la observación de Tetera-. Soy la jefa de las animadoras, la primera de la clase, la rubia por la que suspiran todos en el barrio. ¿Sabes lo que dirían si me vieran con él?
_¿Y por qué te importa tanto lo que digan? – le replica de nuevo Tetera -. Bestia es un tipo majísimo, qué más da lo que opinen los demás.
_ Ya lo sé, tienes razón – responde Bella ahora con más humildad -, pero no puedo evitar pensar en lo que dirían mis amigas si comenzase a salir con el chico más gordo y feo del barrio. Tiene la cara llena de granos, el pobre.
_Pero, ¿a ti eso te importa?
Bella mira en silencio a Tetera. Enciende el cigarro que aún sostiene apagado en su mano y aspira una larga calada.
_A mí no me importa – responde finalmente con aparente decisión -, la belleza está en el interior y Bestia tiene un interior hermoso. Es generoso, divertido, inteligente. Nunca nadie me ha tratado tan bien como él.  
_ Bien – Tetera le mira complacida.
_Pero la cosa es que mis amigas no piensan así. Un día les dije que había hablado con él, simplemente, por decírselo, y tenías que ver cómo se pusieron.
_ ¡Pero se trata de ti y de tus sentimientos, maldita sea! – Tetera pierde repentinamente los nervios -. ¡Qué más da lo que piensen ellas!, ¡despierta!
_ Si en el fondo estoy deseando besarle – le responde Bella entre sollozos.
_¿Y por qué no lo haces?
Bella se levanta de un salto y lanza el cigarro a la hierba.
_Tienes razón, tienes razón. Voy a hacerlo.

Mientras camina hacia la casa de Bestia, Bella va pensando en lo felices que van a ser juntos. Se imagina la alegría de él cuando ella le declare sus sentimientos y ambos se fundan en un beso como el de las películas de Disney.
Aporrea la puerta de su casa pero huye corriendo al instante. ¿Cómo le va a declarar su amor? Va a ser el hazmerreir del instituto. No, no debe darle importancia a lo que piensen los demás, es verdad. Tetera tiene razón.
El pobre Bestia, siempre marginado, será dichoso por fin junto a ella.
Regresa y vuelve a llamar a la puerta.  Los escasos segundos que él tarda en abrir, se le hacen eternos. Cuando por fin lo hace, Bella le planta un sonoro beso en la boca. Después coge su mano y le mira fijamente a los ojos.
_ Siento no haberme decidido antes, pero ya es hora. Me gustas, Bestia. Me gustas mucho. Vamos a ser muy felices, ya lo veras.
Él la mira con ternura y se separa ligeramente. Suelta su mano con delicadeza.
_Verás, Bella – su voz suena insegura -, a mí también me gustas…pero de otra manera. Creo que estamos bien como amigos.

Quince minutos más tarde, Bella camina malhumorada hacia casa cuando descubre a Tetera que aún está sentada en el mismo banco del parque. Tetera también la ve.
_¡Cuéntame! ¿Cómo ha ido todo? – le grita entusiasmada -, ¿qué te ha dicho Bestia?
_¿Bestia? Pff, ¿a quién le importa la opinión del chico más gordo y feo del barrio?, ¿has visto cómo tiene la cara de granos?

lunes, 24 de diciembre de 2012

Relato: NO ME OLVIDES


Ángel sabía que aquel jueves sería uno de los días más importantes de su vida, llevaba meses de hecho pensando en lo que estaba a punto de suceder. Para Jessica también iba a ser un día que recordaría siempre, pero ella aún  no podía siquiera sospecharlo.
El centro comercial estaba repleto. Era la tercera vez en su carrera que la artista visitaba Nueva York y no era muy habitual que prodigase su tiempo en firmar autógrafos. Pero aquella tarde así era. La productora le obligaba a permanecer dos horas y media sentada tras una mesa donde, uno a uno, iban desfilando sus seguidores. Jessica apenas les miraba. Como un autómata, preguntaba sus nombres para estamparlos junto a su firma en la portada de los discos que ellos mismos traían. Aunque sabían que tenía fama de seca y distante, muchos de sus seguidores no pudieron evitar sentirse decepcionados al conocerla.
Jessica no paraba de resoplar continuamente y echar miradas furtivas a su manager. El tema central de su disco se escuchaba en todo el mundo, las ventas superaban cualquier previsión, pero aún así la productora había considerado necesario realizar aquel acto.
Solo quedaban diez personas delante de él en la fila. Ángel se había vestido su camisa de rayas y se había impregnado medio cuerpo con su perfume favorito, el de Jessica, no el suyo, lo había leído en una revista. Se le había ido un poco la mano y el olor que desprendía era bastante desagradable. No paraba de remeterse la camisa por dentro una y otra vez, y su mirada viajaba en todas direcciones sin poder mantenerse quieta ni un segundo. Sus pies no paraban de moverse. Contaba las personas que faltaban para que llegase su turno desde el momento en que llegó a la fila hacía ya varias horas. Al principio eran ciento cincuenta y tres, ahora ya solo quedaban nueve.
Los ojos de Jessica no se movían demasiado. Casi no levantaba la mirada, tan solo cogía el disco y preguntaba el nombre con un deje de cansancio en la voz que no se preocupaba en disimular. El desfile se antojaba interminable, niños, parejas, padres de familia, quinceañeras. Gente de todo tipo se agolpaba por conseguir un autógrafo de la gran diva. Ella, mientras tanto, no paraba de mirar la hora continuamente. 
Una mujer bajó de la tarima con su disco firmado mientras él la seguía con la mirada. Solo cinco. Que poco quedaba ya. Agarraba con una mano un ramo de rosas negras, las preferidas de la cantante. El agarrotamiento de los dedos había echado a perder el esmero con el que el florista lo había organizado. No paraba de mover a tirones la otra mano. Como si de un ritual se tratara, se atusaba el pelo, se recolocaba la camisa y la guardaba en uno de los bolsillos del pantalón, para pocos minutos después volver a repetir la secuencia.
El sudor empapaba su cuerpo. Hacía mucho calor allí dentro. Daba igual. Estaba allí. Era ella. Jessica. No podía creerlo. Después de tanto tiempo, al fin la tenía al alcance de la mano. Dios, era tan guapa. Llevaba siglos escuchándola, casi desde que tenía uso de razón. Los mismos siglos que llevaba deseando fervientemente un encuentro con ella. Pero vivían en extremos opuestos del planeta y ella nunca se había dignado a contestar los e-mails. Ángel se volvió a colocar la camisa y metió de nuevo la mano en el bolsillo. Al tocar el metal de la pistola, sintió un escalofrío.
Jessica levantó la vista despacio hacia el final de la fila. Un suspiro de fastidio se escapó de sus labios y el manager le reprendió con la mirada. Ella le miró, dibujó una sonrisa artificial y continuó firmando. No lo sabía, claro, pero el acto acabaría mucho más rápido de lo que suponía. Solo quedaban tres personas en realidad.
Ángel se revolvía inquieto. El calor comenzaba a ser insoportable. El baile nervioso de sus pies se iba incrementando según se acercaba hasta la tarima. Solo había dos personas ya delante. Un señor cuarentón que parecía avergonzarse de estar allí y una quinceañera que no podía disimular la sonrisa. Él no sonreía, estaba demasiado tenso. ¿Qué le iba a decir?, ¿debía explicarle por qué?, ¿o quizá fuese mejor hacerlo en silencio?
El señor cuarentón se despachó rápido y llegó el turno de la quinceañera justo delante de él. Se le cayó el ramo de las manos. Se agachó a recogerlo y reunió las flores a trompicones. Las sostuvo a duras penas con su mano derecha, mientras metía de nuevo la otra mano en el bolsillo. La sacó para atusarse el pelo y volvió a meterla. Tenía la necesidad de comprobar continuamente que la pistola seguía allí.
La quinceañera se estaba enrollando algo más de lo habitual. Desde su posición, Ángel no podía escuchar que le decía pero sí podía ver la cara de Jessica mientras la escuchaba. La miro pensativo y esbozó una ligera sonrisa.
Por fin la quinceañera bajó correteando feliz. Su turno. Ángel se secó el sudor de la cara, respiró hondo y subió a la tarima.
Dejó caer el ramo de rosas negras sobre la mesa. Jessica las observó durante unos segundos y luego le miró indiferente. Ángel no traía discos que firmar. No dijo nada. Sacó la mano que aún guardaba escondida en el bolsillo y le apuntó directamente a la cara. Ella le miró desencajada. Y así permanecieron, mirándose en silencio, durante unos segundos. Él no disparó. No me olvides por favor, fue lo único que dijo segundos antes de que los guardaespaldas le redujeran.